septiembre 07, 2009

Quédate a dormir


Aquí viene mi amigo Joaquín Sabina y me ayuda con esto:

La cuatro y media, quédate a dormir
Está lloviendo, dónde vas a ir.
Si ya no queda un sitio abierto en esta ciudad
Anda sécate el pelo que te vas a enfriar.

Desperté durante la madrugada porque tenía dolor abdominal. Quité su brazo de mi pecho con cuidado para no despertarla, pero cómo iba a despertar si estaba exhausta. Lo lindo de estar en el baño a las 4 AM radica especialmente en la quietud (no la que se aspira) que hay en el ambiente.

Al abrir la puerta, encontré vacía la cama. Prendí la luz y la encontré, a la pobre, a un costado junto a la pared, en el piso, pero aún dormida.

Por la mañana, nos amamos. Como siempre desde hace 4 años. Y como siempre, se va con el frío de la mañana. Le pido que se quede, pero tiene muchas cosas qué hacer. Ella dice que lo nuestro es sólo sexo, que somos dos amigos que se gustan y que debemos dejarlo así. Más nos vale no mezclar las cosas y conservar nuestra maravillosa amistad. Yo pienso que en algún sentido tiene razón.

Ya sé que no me amas, ni yo a ti
Para qué me lo vas a repetir
Las palabras no son más que un obscuro antifaz.
Una manera de disimular tu ansiedad

Mientras tomaba mi café, miraba por la ventana y sentía los rayos del sol. Me gusta estar solo cuando tomo el café. Una fila de hormigas negras cruzaba el filo de la ventana y llevaban, tan lindas, las moronitas de mi gusano de azúcar. A veces me gustaría que se quedara, podríamos hacer un buen domingo, juntos.

Deja el abrigo y ven
Hay sitio para los dos,
Y nada va a pasar
Que no queramos tú y yo.

Han pasado tres meses y toca a la puerta, por fin llegó. Al entrar a mi casa, dejamos afuera al mundo y las relaciones que en ella tenemos. Aquí dentro sólo estamos ella y yo, hasta el amanecer. En esos tres meses, llego a extrañar su sonrisa, su mirada tierna, sus manos que me acarician, voz ronquita, su espalda en mi pecho mientras dormimos, sus senos en mis labios... Para cuando me visita, lo más seguro es que ya olvidamos cómo somos. Cada tres meses nos volvemos a presentar.

Las cuatro y media no me harás usar,
Contigo la estrategia habitual,
Qué importa que nos acabemos de conocer,
Así podrá el azar jugar también su papel.

Nuestro vocabulario no incluye palabras serias como dolor, pena, hijos, pasado, exparejas, padres, familia, moral ("moral" sólo es seria cuando es la propia), sobre todo: amor. Ni como sustantivo, ni como adjetivo, ni como verbo en ninguna conjugación.

Por qué no te terminas el café,
No haré ninguna muesca en la pared
Si quieres irte ahora, bajo a abrirte el portal.
Perdí ya tantas noches, una más... qué más da

Así ha sido en 4 años. Una relación sin apellidos, donde no pasa nada que ambos no queramos. Desde que vivo cerca de la playa, esa mujer cambia su nombre cada tres meses, pero no falla. Siempre llega.

Deja el abrigo y ven
Hay sitio para los dos,
Y nada va a pasar
Que no queramos tú y yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario