septiembre 24, 2009

Cerré los ojos

para volver a dormirme. Así cerrados, comencé a ver una serie de luces verdes con movimientos imprecisos y absolutamente desordenados, de muchos tamaños y velocidades. Amplias figuras de estrellas convirtiéndose en círculos, en manchas y en puntos.

Todo el movimiento era en color verde, sobre un fondo oscuro. Así debe ser el universo, así debe sentirse allá afuera. Escuchaba mi corazón, pero también el tuyo. Tu respiración pesada. Dormías profundamente. Me gusta saber que estás junto a mí en noches como esta, en que afuera el cielo parece que quiere llegar al fin. La lluvia se colaba en pequeñísimas gotas hasta mí, era una brisa riquísima para calmar el calor que sentía. Me giré un poco cuando un relámpago iluminó nuestra habitación. Recordé que cuando tenía 5 años, mi mayor temor estaba en el cielo y no era dios, sino esta clase de truenos.

Me abracé a ti, buscando que me contagiaras tu sueño. Cerré los ojos de nuevo y veía estas luces verdes, inacabables. De vez en vez, el fondo oscuro se iluminaba y yo apretaba los dientes, venía un rayo. Tu indiferencia al fin del mundo del que yo era testigo sólo me daba más miedo. Si estuvieras despierta, sentirías el mismo temor que yo, pero de mi parte sólo habría seguridad, actuada, pero algo al menos.

El sudor me obliga a desprenderme de ti otra vez. Retiro la sábana porque la humedad ya es insoportable. Nomás que deje de llover tan feo, me iré a bañar. Se me ocurre un juego, cada vez que se ilumine tu rostro con un relámpago, tomaré una fotografía para ver los efectos que puedo lograr. Un trueno acaba con mi iniciativa y me escondo bajo de una almohada, pero no por mucho tiempo. Las luces verdes vuelven a no permitirme descansar. ¿Cómo sería no ver absolutamente nada? Siempre que cierro los ojos veo algo. ¿Qué verá una persona que nació ciega? ¿Qué imágenes puede colocar el cerebro si no las vio nunca? ¿O sí las ve?

Son muchas preguntas para estas horas de la madrugada y con un clima tan feo. Lo mejor será seguir durmiendo. Estoy seguro que no tendría miedo si estuviéramos haciendo el amor. ¿Le habrá sucedido a alguna pareja ser alcanzados por un rayo mientras unían sus carnes?

No puedo, ella descansa profundamente. Mañana que me levante, voy a inventar una grabadora de imágenes que se ven cuando cierras los ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario