julio 22, 2009

Me iré a vivir a un cuarto


porque la casa donde estoy ya es pequeña. No porque haya encogido, es que crecí. Busqué el más barato, el más cercano, el más grande. Resulta que también es el más iluminado y el que más está hecho para mí.
La chica con quien hice el trato parece una buena persona. No creo que le importe mucho lo que yo haga, más bien son mis billetes. Pocos, pero igual de valiosos en cualquier parte del país. La casa tiene dos entradas. En la primera es una puerta negra que da a unas escaleras a un segundo piso. Ahí es donde viviré. La segunda es un portón que se abre para que de día se convierta en tienda de abarrotes.
Mi piso, el segundo, tiene una ventana a la calle y dos al patio trasero de la vecina. No tengo vecinos en los costados ni arriba. La pared de la sala tiene una mancha que, según me dijeron, no se quita con nada, que debe ser algún tipo de resina, grasa o humedad que la pintura no cubre. Que no me preocupe, que no tiene consecuencias.
Pero la mancha no se quita con nada. Ya lavé la pared con todo lo que se me ocurrió y nada. La pintura se deshizo al día siguiente de que la cubrí. Al otro lado de la pared no hay nada.
Es mi tercer noche en el departamento y no sé por qué me da tanta curiosidad esta mancha. No me la explico. Es grande, abarca más o menos medio metro de diámetro. Tiene ondas en tono café claro. En el centro se oscurece más.
Anoche, sentí que la mancha se movió. Bueno, no como moverse, más bien como vibrar. Percibí una sensación de vibración mientras dormía. Debo decir que me quedé dormido en la sala mirando la mancha. Tiene algún efecto hipnotizante. Esa vibración debe ser de tanto verla. Hace dos noches que ya no llego a mi cama.
Esta vez, al salir de bañarme por la mañana, escuché un ruido que venía de la mancha. Me acerqué para verificar y pude ver por un segundo que las ondas en tono café en la blanca pared se movieron. Encendí el estéreo para relajarme con música, pero la mancha no me lo permitió. Al subir el volumen de mi aparato el sonido se vició lastimando mis oídos y los de muchos alredodor, seguramente.
Hoy fue la televisión. Simplemente no prende. Deber ser la mancha. De pronto, un viento entra por la ventana que da a la calle y derriba un florero con flores secas. El ruido no me sorprendió, pero sí las flores secas que volaron hasta la mancha y se quedaron pegadas a ella. Yo quise tomarlo con calma, pensando que esto debe ser el preámbulo a que se desvele la causa de la mancha.
Encendí el último cigarillo que tenía y al arojar el fósforo hacia el piso, también voló hasta la mancha y junto con las flores se fue hundiendo en la pared hasta desparecer.

Saqué mi teléfono celular para tomar una foto de la mancha, pero un ruido que más bien era chillido salió de la pared y brinqué del susto. Mi teléfono se apagó, también mi cigarrillo y el viento agitó mi cabello hacia la mancha. Intenté darme vuelta y no pude dejar de mirarla. Mis manos no respondian a mis órdenes. Ni mis manos ni nigún músculo de mi cuerpo. Ni siquiera podía parpadear. Poco a poco el aire me arrastró hasta ella que abriendo sus fauces, me engulló sin que hasta el momento sepa a causa de qué estaba manchada la pared.

julio 09, 2009

Leyendo historia, me encontré con que Greg Lake, que en el '70 creó junto con Keith Emerson, y Carl Palmer, al grupo Emerson, Lake & Palmer, fue vocalista de King Crimson en el '69, cuando sacaron su disco In the Court of the Crimson King (maravilloso, por cierto).
Luego, el baterista de Yes, Bill Bruford en el '72, deja al grupo para unirse a King Crimson. Chale, todo queda entre familia (musical).
King Crimson, nacido en 1968, cambia de integrantes como de calzones. El único que está siempre es Robert Fripp, él es el Rey Carmesí.En el '75 de plano dijo que King Crimson estaba acabado y se disolvían (jaja, no pensaron que yo les vería tocando en el 2004 en plena Ciudad de las Tunas y Nopales).
En ese momento, Ian McDonall pertenecía al grupo, pero en el '76 se va y forma Foreigner (ay nomás, padrino).
En el 81, Fripp y Bruford incluyen al bajista Tony Levin (ex colaborador de Peter Gabriel y John Lennon). También trajeron a Adrian Belew de los Talking Heads.
De cuando yo los vi, la alineación era: Robert Fripp, Adrian Belew, Tony Levin y Pat Mastelotto. Pero apartir de 2008, Gavin Harisson (de Porcupine Tree) se integra como co-baterista.
40 años de King Crimson, llamada así por Belcebú, ha sido generador de talentos y como dijo Fripp, más que una banda, un nombre o unos músicos, King Crimson es un modo de vida.

I'm a dinosaur... sombody is digging my bones...

(Dejo video de Svefn-G-Englar de Sigur Rós: http://vimeo.com/3975173)

julio 07, 2009

Optimistic de Radiohead

Cuando te conocí /quise ir contigo a todos lados, quería aprender de ti, sí, eso, / me tenías embobada con tu forma de vivir y con el tono de tu voz, /era seductor cuando hablabas con tu voz... pausada... suave... /a la que parecería que nada la sorprendiera.

Escuchaba Optimistic cuando leí esto. Sentí una leve opresión en el pecho o un vacío en el corazón, no sabría exacatamente. Cerré mis ojos y escurrió una lágrima de mi ojo izquierdo. El cielo se prende cada tres minutos y hace sonar toda su furia, pero sé que no lloverá.

En mi mente, apareció el tipo del que habla la chica. Debe ser un hombre viejo, con barba, desaliñado... Seguro usa boina y saco, lleva libros viejos bajo el brazo y está solo.

Flies are buzzing around my head
Vultures circling the dead
Picking up every last crumb
The big fish eat the little ones
The big fish eat the little ones
Not my problem give me some...

O puede que en cambio, sea una sombra que vaga, un amigo, un vecino, un abuelo, un fantasma. En mi mente también está la imagen del hombre joven, semidesnudo, bajo el agua, nada de rana hacia la profundidad, cada vez más oscuro. Lleva el cabello largo y se le amontona en la cara. Sus mejillas hinchadas por el aire que contiene, sus ojos entre abiertos y sus pies desnudos. Imagen recurrente en mi cabeza, hasta que se me ocurrió seguir leyendo los correos electrónicos. Llegué así hasta el de una joven hermosa, que derrama ternura en su mirada, irresistible al estar cerca de ella, pero tiene un gran dolor.

Me da la noticia que se despide de mí. Es un shock. Su carta dice que se marcha y no volverá a verme; en ella hay un drama encubierto. A mí, al leerlo, me desvela otro. Ambos duelen y nos recuerdan el pasado. Nos recuerdan la historia de nuestras vidas, el camino que hemos recorrido hasta llegar aquí y allá, donde ahora está.

Leía en su carta un reclamo, una denuncia y su decepción. Un dolor que no entiendo bien, quizá leo un chantaje o mi propia impotencia; mi coraje y frustración. Una fea forma de canalizar las emociones negativas, un trago de whisky y un cigarrillo cubano. Un vaso de leche con café y un pan tostado con cajeta.

Al final, con letras mayúsculas, centrado, dice: ADIOS.
No le puso acento, seguro para molestarme.

No tengo aún la respuesta. Quizá debería comenzar a olvidarla, a no pensar en ella, a igual decirle adiós. ¿O me está pidiendo que la busque? Que vaya por ella, allá, al fin del país. No lo sé, se lleva un poco de mí... ¿o se está muriendo? Me pide que muera en ella, con ella, porque no lo hice por ella.

Esta carta electrónica viene escrita y luego escaneada, por si faltara drama. Incluso, la firma con una rosa, como siempre firmaba sus escritos literarios. "Una rosa envenenada", decía ella. Nunca le pregunté por qué decía eso. Ahora que lo pienso, tampoco le pregunté el nombre de sus padres, ni de sus hermanos, ni qué número de hija era, ni nada de sus abuelos. Tampoco quise saber de su trabajo, de sus compañeros de oficina, de su salario, de sus satisfacciones laborales, no supe qué carrera estudió, ni nunca vi su credencial de elector. Es más, creo que no era mexicana. No supe la graduación de sus anteojos, ni su número de calzado. Menos me interesé sobre sus historias escolares, de infancia o adolescencia. Creo que una vez me contó algo sobre secundaria, pero no supe si era para provocarme. No supe si usó drogas. Ni por cuál partido votaría. No sé su apodo, ni sus medidas o talla. Increíble que ni supe la música que le gustaba, siempre le ponía la mía. No fuimos al cine, ni a un parque. No estuvimos en la playa, a pesar de mi insistencia. No bebimos hasta emborracharnos, no supe el nombre de su mejor amiga, ni si tenía hijos. Tampoco fui a su casa, no sé donde vive y perdí el número de celular. Nunca vi escrito su nombre, no sé si es con "i" o "y", no sé qué piensa sobre el capitalismo, el marxismo, la teoría crítica, el funcionalismo ni la poesía de Benedetti. No supe su posición frente a la vida ni si creía en Dios, en Jesús o Michael Jackson. Nada sobre sus enfermedades, ni sus cualidades, tampoco sus virtudes, miedos, deseos, capacidades, afectos, amores, dolores, vacíos, traumas o pasiones. No le pregunté casi nada y ahora se va.

Sí supe que fue la mujer con la que disfruté más el sexo. Que me gustaba más que cualquiera, que me quiso. Supe que estaba sola como yo. Supe que tenía una doble vida como yo. Supe que nació de 7 meses, un siete de agosto de 1978. Supe que es una gran persona. Que tiene tanta nobleza como ternura. Supe que me amó.

This one's optimistic
This one went to market
This one just came out of the swamp
This one dropped a payload
Fodder for the animals
Living on an animal farm
If you try the best you can
If you try the best you can
The best you can is good enough

Así fue como imprimí el correo electrónico firmado con la rosa envenenada, lo hice bolita, me lo comí y morí envenenado, escuchando Optimistic de Radiohead.