octubre 27, 2009

Sin paciencia



Se agota mi paciencia. Aprieto los dientes y siento un vacío en el estómago. Los dedos se me engarrotan ante el teclado de la computadora. Mis ojos se entornan y fijan la mira en su imagen del mensajero. Ella, ella, ella. Es como abrir una lata sin abrelatas. A veces, se me antoja saltar a la estrella y abrazarla para quedarme en ella. Pero dudo. Dudo porque mi estrella no contesta mis preguntas. En un principio, me gustó la idea de llevarla de a poco. Ya ha pasado el tiempo y mis exigencias crecieron. Quiero respuestas de su corazón y me evade. ¿Así es como me gusta? Mañana al despertar, brincaré al primer río que encuentre y moriré ahogado de inanición amorosa.

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