octubre 12, 2009

La conocí en un reflejo



La puerta del primer vagón del tren. La primera puerta detrás del operador del metro. Ahí, el ala izquierda, justo debajo de donde señala "No se recargue en la puerta". Vi tu mirada que se cruzó con la mía. Mi espalda no hacía caso del anuncio que también estaba en este lado, en la puerta que se supone no se abre. Entonces, al entrar al subterráneo podía mirar a tus ojos. Ya había notado mucho antes tu figura, desde 10 estaciones antes, cuando estábamos apretados y yo presentía que era bella, con sólo observar tu cabello largo, castaño rojizo, ligeramente ondulado al final.

Conforme avanzamos hacia la terminal, fui conociéndote en partes. camisa amarilla decorada con flores en tono café, de estilo retro, seguramente que era de tu madre. Falda de un café oscuro, larga un poco más que tu cabello, llegando al tus pies calzados en botas de ante. También conocí tus manos cuando se sujetaban de la barra. Blancas, pequeñas, uñas brillantes, cintas amarradas a las muñecas con mitivo de alguna causa justa.

Cuando vi tus ojos, me sentí muy agradecido de haber tenido paciencia.

Nos besamos en un pasillo del metro Coyoacán. Afuera, el Cine esperaba por nosotros. Apenas salimos, la lluvia nos recibió y creé un mágico andador para que nuestra naciente calentura no se enfriara. Mi mano derecha parecía conocer a tu izquierda. Al llegar a la taquilla, vi en el reflejo del cristal nuestras melenas esponjadas enmarcando un par de sonrisas y un brillo especial en nuestros ojos.

Ayer, te vi pasar a toda prisa en tu coche. A pesar de que no te busco, te veo pasar de vez en cuando, te encuentro en los reflejos. Quizá nunca deje de verte. Ahí donde estás, con quien estás, seguro habrá un cristal y con suerte, volveremos a cruzar las miradas.

Hoy desperté y me rasqué el mentón, la barba sin rasurar de tres días. Eso me reconforta y me saca poco a poco del sueño. Ya no estás. Y cada mañana me doy cuenta. Una y otra vez. Nunca antes viví el amor tan intensamente. No sé si volverá a suceder.

Por si acaso, me voy a rasurar y seguiré mirando por los reflejos.

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