julio 07, 2009

Optimistic de Radiohead

Cuando te conocí /quise ir contigo a todos lados, quería aprender de ti, sí, eso, / me tenías embobada con tu forma de vivir y con el tono de tu voz, /era seductor cuando hablabas con tu voz... pausada... suave... /a la que parecería que nada la sorprendiera.

Escuchaba Optimistic cuando leí esto. Sentí una leve opresión en el pecho o un vacío en el corazón, no sabría exacatamente. Cerré mis ojos y escurrió una lágrima de mi ojo izquierdo. El cielo se prende cada tres minutos y hace sonar toda su furia, pero sé que no lloverá.

En mi mente, apareció el tipo del que habla la chica. Debe ser un hombre viejo, con barba, desaliñado... Seguro usa boina y saco, lleva libros viejos bajo el brazo y está solo.

Flies are buzzing around my head
Vultures circling the dead
Picking up every last crumb
The big fish eat the little ones
The big fish eat the little ones
Not my problem give me some...

O puede que en cambio, sea una sombra que vaga, un amigo, un vecino, un abuelo, un fantasma. En mi mente también está la imagen del hombre joven, semidesnudo, bajo el agua, nada de rana hacia la profundidad, cada vez más oscuro. Lleva el cabello largo y se le amontona en la cara. Sus mejillas hinchadas por el aire que contiene, sus ojos entre abiertos y sus pies desnudos. Imagen recurrente en mi cabeza, hasta que se me ocurrió seguir leyendo los correos electrónicos. Llegué así hasta el de una joven hermosa, que derrama ternura en su mirada, irresistible al estar cerca de ella, pero tiene un gran dolor.

Me da la noticia que se despide de mí. Es un shock. Su carta dice que se marcha y no volverá a verme; en ella hay un drama encubierto. A mí, al leerlo, me desvela otro. Ambos duelen y nos recuerdan el pasado. Nos recuerdan la historia de nuestras vidas, el camino que hemos recorrido hasta llegar aquí y allá, donde ahora está.

Leía en su carta un reclamo, una denuncia y su decepción. Un dolor que no entiendo bien, quizá leo un chantaje o mi propia impotencia; mi coraje y frustración. Una fea forma de canalizar las emociones negativas, un trago de whisky y un cigarrillo cubano. Un vaso de leche con café y un pan tostado con cajeta.

Al final, con letras mayúsculas, centrado, dice: ADIOS.
No le puso acento, seguro para molestarme.

No tengo aún la respuesta. Quizá debería comenzar a olvidarla, a no pensar en ella, a igual decirle adiós. ¿O me está pidiendo que la busque? Que vaya por ella, allá, al fin del país. No lo sé, se lleva un poco de mí... ¿o se está muriendo? Me pide que muera en ella, con ella, porque no lo hice por ella.

Esta carta electrónica viene escrita y luego escaneada, por si faltara drama. Incluso, la firma con una rosa, como siempre firmaba sus escritos literarios. "Una rosa envenenada", decía ella. Nunca le pregunté por qué decía eso. Ahora que lo pienso, tampoco le pregunté el nombre de sus padres, ni de sus hermanos, ni qué número de hija era, ni nada de sus abuelos. Tampoco quise saber de su trabajo, de sus compañeros de oficina, de su salario, de sus satisfacciones laborales, no supe qué carrera estudió, ni nunca vi su credencial de elector. Es más, creo que no era mexicana. No supe la graduación de sus anteojos, ni su número de calzado. Menos me interesé sobre sus historias escolares, de infancia o adolescencia. Creo que una vez me contó algo sobre secundaria, pero no supe si era para provocarme. No supe si usó drogas. Ni por cuál partido votaría. No sé su apodo, ni sus medidas o talla. Increíble que ni supe la música que le gustaba, siempre le ponía la mía. No fuimos al cine, ni a un parque. No estuvimos en la playa, a pesar de mi insistencia. No bebimos hasta emborracharnos, no supe el nombre de su mejor amiga, ni si tenía hijos. Tampoco fui a su casa, no sé donde vive y perdí el número de celular. Nunca vi escrito su nombre, no sé si es con "i" o "y", no sé qué piensa sobre el capitalismo, el marxismo, la teoría crítica, el funcionalismo ni la poesía de Benedetti. No supe su posición frente a la vida ni si creía en Dios, en Jesús o Michael Jackson. Nada sobre sus enfermedades, ni sus cualidades, tampoco sus virtudes, miedos, deseos, capacidades, afectos, amores, dolores, vacíos, traumas o pasiones. No le pregunté casi nada y ahora se va.

Sí supe que fue la mujer con la que disfruté más el sexo. Que me gustaba más que cualquiera, que me quiso. Supe que estaba sola como yo. Supe que tenía una doble vida como yo. Supe que nació de 7 meses, un siete de agosto de 1978. Supe que es una gran persona. Que tiene tanta nobleza como ternura. Supe que me amó.

This one's optimistic
This one went to market
This one just came out of the swamp
This one dropped a payload
Fodder for the animals
Living on an animal farm
If you try the best you can
If you try the best you can
The best you can is good enough

Así fue como imprimí el correo electrónico firmado con la rosa envenenada, lo hice bolita, me lo comí y morí envenenado, escuchando Optimistic de Radiohead.

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